jueves, 12 de abril de 2012

Semana Santa I: Toledo



Tengo el blog abandonao.
Pero abandonao-abandonao, que antes de vacaciones no me daba tiempo ni a mirarlo, ¡y de vacaciones aún menos...!!
Cuando pasaron las vacaciones d Navidad, me dio rabia. Entre que el padre de mi amiga había estado en la UCI, mi (anciana y muy querida) abuela se rompió la cadera, y que los festivos navideños habían caído en fin de semana y por tanto tooooooda la semana había sido laborable, la verdad es que cuando llegó el momento de mandar a los niños de nuevo a clase estaba yo como que me faltaba algo.

Y decidí que en Semana Santa, por primera vez desde hacía muchos años, me las piraba. Con macizo o sin él, con amigos o sin ellos, yo me cogía a los niños y me echaba al monte unos días, o algo.
Pero la cuadri y el macizo propiamente se animaron, se apuntaron como Fuenteovejuna y para qué quieres más, allá que me lié a planificar, los lié a todos y el resultado... de 10.

Vamos allá, a ver si damos alguna idea a alguien.

Como no tengo ni la paciencia ni el amor a los deportes de riesgo suficientes, desde luego tenía claro que en avión no iba a ir ni loca. Ni muy loca. Que no digo yo que no esté justificado (ni idea oiga, no me interesa lo que les pasa, me tiene hartita del todo) lo de las huelgas y la sodomía al usuario por estas señaladas fechas, pero yo no vuelo si tengo alternativa. Ya me tiré unas horitas tontas embarazada, con Iratxe y cuatro niños intentando ir a Eurodisney, y al final subimos al avión de mala leche, a media mañana después de un madrugón del quince, con los niños a medio castigar -y qué culpa tienen, si están excitadísimos por ir a Disney, de no poder parar durante las horas largas que te tienen allí secuestrada cagándote en todo-. Que no. Que nos hemos ido en coche.

Como Iratxe quería ver la mezquita de Córdoba y la Alhambra, y si mi amiga dice venga vamos yo vengo y voy, estaba claro que había que hacer el viaje en etapas y allá que lo planificamos. Lo contaré por partes, o me sale el post larguísimo. Fuimos a Toledo, Córdoba y Granada.

NOCHES 1 Y 9: TOLEDO. 

Nos alojamos en el Hotel San Juan de los Reyes (www.hotelsanjuandelosreyes.com)

38 habitaciones, algunas de ellas dobles comunicadas, aunque ellos las llaman suites. Un trato amabilísimo por parte de Majid, (y en general de todo el personal del hotel) que no sé qué puesto ocupa pero estaba muuuucho rato en recepción. Pura sonrisa, amabilidad y todo facilidades para nuestro numeroso y ruidoso grupo. 

Nos reservaron plazas de aparcamiento, lo cual normalmente no hacen, en atención al porrón de equipaje que llevábamos y sobre todo, al porrón de niños. Es un hotel más que delicioso, con un buen precio. Hicimos en él también la última noche, y aún me gustó más. 

Está en plena judería, junto a la iglesia de San Juan de los Reyes, que iba a ser la tumba de los Católicos pero que finalmente no lo fue porque se enterraron en la última ciudad conquistada, Granada. La iglesia es preciosa. Preciosa. Preciosa. Impresionante, alta, elegante, llena de luz, gótico isabelino con dos claustros uno sobre otro, el superior con el techo artesonado mudéjar en impecable estado, el inferior lleno de vegetación esculpida que oculta dragones, simios, hienas, conejos, caracoles... Muy, muy bonita. Especialmente, la bóveda central de la nave. Me sorprendió mucho, así que no cuento más para no estropear la sorpresa...

Casi enfrente está una de las tres sinagogas que hay en España; Santa María la Blanca. Actualmente acoge exposiciones, y por dentro mantiene la estructura original, aunque en muchos puntos a mí me pareció que estaba retocada en estilo renacentista, y que no eran elementos originales. Pero no tengo ni idea, ni lo he buscado así que si te interesa, investígalo tú... En cualquier caso, es muy bonita, llena de luz y de paz, con un bonito patio jardín a la entrada. En la tienda venden vino Kosher, que he comprado pero no he probado aún.

Todo esto, a escasos metros del hotel.

A un paseíto está la Catedral, im-pre-sio-nan-te. Creo que es la más rica de las que he visitado. Aparte de su asombroso altar mayor, del increíble retablo de tres calles y cinco alturas, y del tesoro que alberga, lo más flipante son los cinco museos -dicen ellos, yo diría cinco salas- a los que se accede por un lateral izquierdo de la nave central, junto al claustro. El claustro tiene muchos frescos bellos, y se accede a la capilla de San Blas (creo recordar), conde hay dos sepulturas de un ¿prelado? y su asesor legal, y las paredes conservan gran, gran parte de los presiosísimos frescos originales que cubrían techo y paredes. 
Sobre los museos, se entra en una primera sala con un techo increíble, cubierto por un fresco en perfecto estado que me pareció tan asombroso como suelen serlo estas pinturas realizadas para ser observadas desde abajo.
Pero lo alucinante es que hay 21 Grecos originales, Tizianos, Caravaggios, algún Goya, algún Velázquez... ahí colgados, como a lo tonto, dispersos por las diversas salas, algunos de ellos por no decir todos famosísimos, que había contemplado mil veces en libros y nunca imaginé que vería en una iglesia...

Cerca está el Alcázar, hoy Museo del Ejército. Lo vimos el primer día del viaje, los niños estaban muy excitados, los padres aún no habíamos empezado a relajarnos y tal vez por eso me pareció un poco difícil de ver; de hecho, no pudimos ver apenas algunas salas. Mi impresión es que es un sitio alucinante, con muchísima información muy, muy interesante, y que debería verse por etapas, y ni siquiera en dos o tres veces; yo creo que da para alguna más. En general una pinta buenísima.

Hay muchas más cosa que ver el Toledo. Yo lo sabía sobre el papel, pero una vez allí creo que me equivoqué e infravaloré esta preciosa ciudad; desde luego, no hay que ir para dos días, se necesitan más para callejear por ella, cuesta arriba y cuesta abajo, para encontrar las tiendas de espadas en las que saben de lo que están comerciando y no se imitan a vender souvenirs sin tener ni idea (la mayoría son de este último grupo, pero al ladito mismo del Hotel había una donde aprendimos muchísimo sobre espadas). De hecho, que sepas que las espadas medievales europeas NO tenían filo salvo en la parte distal. Si tienes curiosidad, me preguntas :)

La ciudad es amistosa, fácil, y a la luz del crepúsculo luce tan bonita como en las fotos, mirando al Tajo desde arriba. Muy recomendable para un puente.

Próximo post, la siguiente etapa: Córdoba.

PD: la foto, una obra maestra de mis retoños. Como nota de pintoresco interés cultural, he de decir que el Yugo y las Flechas era en emblema de Ysabel y Fernando, aunque unos cuantos siglos después se utilizaran de nuevo quizá con idea de dar legitimidad a ciertas posturas... En cualquier caso, me pareció a mi que en el caso de los Reyes Católicos, en general aparecen por un lado las flechas atadas y por otro lado el yugo. En la foto, las flechas se aprecian claramente a la derecha, y a la izquierda del escudo un fragmento del yugo. En el siglo XX, durante la dictadura, el yugo aparecía superpuesto a las flechas. Lo digo para diferenciarlos, que como a pesar de la Ley de bla bla bla aún se encuentra profusión de los segundos, para poder tener cierto criterio y datarlos. Por cierto, la foto es de San Juan de los Reyes.

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