Un blog escrito desde Bilbao, para hablar de las cosas que pasan, de salir con niños, de qué hacer un domingo lluvioso, de libros, de si combinar o no el bolso con los zapatos, para reírme de las pequeñas anécdotas que nos deja cada día, de todo en general... Sobre todo, un blog para aprender de qué va esto de los blogs...
domingo, 4 de marzo de 2012
el bicho is back in town (no me refiero al macizo, sino al virus)
Buf, hay mucha tela que contar...
Por partes; una entrada por cada retal, que me amontono y luego se me lía el tema y así no hay quien se organice.
El macizo ha vuelto, sí. Esto ya lo conté. Lo que ocurre es que ha vuelto en malas condiciones, infectao de algo indefinido (vamos, acatarrao), pero entre el cansancio de cuidar a tres niños en absoluta soledad tantos días, y de dormir poco porque la bebé tuvo fiebre... uy no que me he liao, que ésa era yo misma.
Él estaba de congreso mundial, dijimos, y claro, entre el trajín de "hacer agenda", un poco bisnes p'aquí, un poco bisnes p'allí, un día que comió dos veces y tal y cual... que no digo yo que no sea cansao ¿eh?, que igual hasta hizo todo eso metiendo tripa y sacando pecho, que encima me dijo que había unas rusas de metro ochenta y unos cuarenta kilos que hagas lo que hagas vas a parecer un hipopótamo; claro, entre las flacas ¿buenorras? (que están los tíos muy confundidos y lo mismo buscan tetaza de goma que piropean a una rubia que tiene menos cadera que perímetro craneal ellos...), el bisnes... pues ha llegao agotao-agotao, y entonces lo mío cuenta la mitad.
Es decir, que desde su llegada sigo dando bibis, consolando bebés a medianoche, etc etc igual que cuando no estaba, con el añadido de que vaga por la casa entre lamentos de "tengo que trabajaaaaar que el lunes tengo una multiiiii" (multiconferencia), de estoy molidos y de estoy fundidos, todo ello con vocecita (aunque consigue atronar a los niños porque el muchacho, además, tiene poca paciencia, es lo que tienen los lechos de muerte, que no tiene uno el chichi pa farolillos...). Una mañana dio un bibi, pero la niña se desveló y de esa parte ya me encargué yo; luego, eso sí, me quedé un rato extra en la cama, básicamente porque no era capaz de levantarme así, sin una alarma de fuego o algo que asuste mucho y le haga a una huir despavorida o algo...
Luego, el artista consigue -y tras mis muchos años de profesión médica no soy capaz de discriminar cómo- que su tez adquiera un tinte como verdosillo, un poquito amarillento, que yo creo que es lo que los antiguos llamaban "tez biliar", por razones obvias; se le marca la ojera y la verdad que el pobre mala cara-mala cara sí que tiene.
Lo que pasa es que el jodío se niega a usar corrector porque es mu hombre. Que si no se negara la que iba a flipar soy yo, pero el caso es que sin corrector, sin un poco de colorete, un toque de brillo en los labios y algo de rímel, pues el hombre me sale a la calle con semejante aspecto y todo el mundo le da el pésame, algo así como jodé tío que mala cara tienes. Nosotras, las damas, echamos paletadas de corrector, colorete, rimel, brillo y lo que haga falta, las capas que sean menester, hasta lograr una mínima apariencia como de ir a vivir más de 24 horas. Y claro, con eso tiramos millas hasta que llega la hora de desmaquillarse, y se te queda la misma cara de pedo que a tu churri, pero haciendo menos chorradas. Te metes paracetamol, ibuprofeno, tres cafés, y te tiras al suelo a hacer puzzles con los niños que te parece un plan poco menos que perfecto -dejémoslo en cojonudo- para pasar una alegre tarde de invierno, con los niños sin desahogar corriendo, el macizo agonizando aquí y allá, sorda como una tapia por el catarro y con los kleenex muy, pero que muy a mano, intentando que no jueguen a la wii, no vean tele, ni hagan nada "poco educativo" a la par que no se pelean, no se aburran al cabo de diez minutos de juego, y no te exigen demasiado dadas tus exiguas circunstancias...
Todo el mundo entiende que tengo el blog un poquitirrinín abandonao, ¿a que sí??
PD: la foto la hice yo en Santoña hace unos años; sirve para ilustrar que todo el mundo tiene su momento de desesperación...
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