Un blog escrito desde Bilbao, para hablar de las cosas que pasan, de salir con niños, de qué hacer un domingo lluvioso, de libros, de si combinar o no el bolso con los zapatos, para reírme de las pequeñas anécdotas que nos deja cada día, de todo en general... Sobre todo, un blog para aprender de qué va esto de los blogs...
sábado, 4 de febrero de 2012
De bota en bota
Llevo cuatro días de bota en bota.
Pero no estoy contenta.
Si quieres calzado que no cale, no hay manera de encontrar una bota chula de vestir que tenga Gore Tex y no sea como para que la lleve tu abuela, o una señora ya de edad, o que no parezca que vas a bajar a desatascar alcantarillas de un momento a otro. Y claro, esto no es estiloso. Total, que se opta por
las botas de agua, pero es que el pie no se ventila y no puedes pasarte cuatro días con esas botas, o yo creo que se te caen hasta las uñas :P
Hace unos años estuve buscando por todo Bilbao unas botas de agua bonitas, pero no encontraba. Ni feas tampoco. No se llevaban y me costó un horror encontrar unas por las que pagué un pastón, que me han acompañado unas cuantas veces desde entonces. Claro que ya estoy un poco cansada de verme con las mismas, y me he comprado (he caído, sí, pero me gustaron desde el principio) unas Hunter. Azul oscuro, mates. Las quiero para primavera también, con un chubasquero amarillo que tenemos los tres niños y yo (el mío es de niña, talla 16 años, para el macizo no había talla).
Sin embargo, estos días me he dado un paseo por el Garden Center de Sopelana y he visto unas botas chulísimas, de jardinero, como las Hunter, con un nombre en letras preciosas, rojas rojísimas, y claro, más baratas. Muy recomendable. Y para niños hay superbonitas, con ranitas, mariquitas... que me parecieron más chulas que las de la mayoría de las zapaterías de Bilbao. He estado anteriormente en otros centros de jardinería, y la verdad que en muchos de ellos he visto ropa para intemperie (chubasqueros, katiuskas...) muy graciosa.
Ya me diréis...
PD: hablando de jardines, la foto es del jardín de la Misericordia; me la mandó el macizo. ¡Gracias, macizo!
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