Un blog escrito desde Bilbao, para hablar de las cosas que pasan, de salir con niños, de qué hacer un domingo lluvioso, de libros, de si combinar o no el bolso con los zapatos, para reírme de las pequeñas anécdotas que nos deja cada día, de todo en general... Sobre todo, un blog para aprender de qué va esto de los blogs...
jueves, 2 de febrero de 2012
nieva, nieva, ¡nieva!!!!
¡¡¡Oleeeeee!!!! ¡Está nevando!!!
Hubo una época en que trabajé en Burgos, y una más larga en que trabajé en Vitoria. Esto, que parece que no viene a cuento, viene, viene, porque desde octubre hasta abril mi vida era una zozobra, siempre mirando para arriba, que yo creo que hasta olisqueaba el viento a ver... Así que desde que no tengo que ir
a Siberia a trabajar, cada vez que nieva yo creo que me hace más ilusión a mí que a los niños, porque no paro. En esta ocasión, les llevo dando la kaka toda la semana.
Claro, ellos obligaos, al final quieras que no todo se pega, y que están hoy alborotaos es poco para definirlo.
Esta mañana, saliendo con su padre para clase, ha empezado a nevar. Nevar, sí, porque caían unos copirritines y eso, aquí y en Lima, en nevar. Una mingorra, pero nieve.
Bueno, pues el niño se ha emocionado tanto que le decía a su padre que se lo iba a pasar bomba tirándose por las calles en plan esquí, y que esta mañana no iban a tener clase.
Pobrecico.
A mediodía han venido indignados. Resulta que los profesores, esa secta satánica que sólo quiere fastidiar, han echado sal en el patio y no ha cuajado la nieve(tampoco ha cuajado en mi terraza, y no he echado sal para que no me acusen). Ellos han pedido explicaciones ante semejante fechoría, y les han dicho que es para que los mayores no se caigan. Nosotros, imagino, los que vamos a recogerlos.
La lagartija ya se ha venido arriba, y después de despotricar contra profesorado y mundo adulto en general, amén de renunciar a que nadie lo vaya a buscar, ha rematado diciendo que lo mejor es dejar en paz a los niños, que son más ágiles, y si no estamos para contratiempos que nos quedemos en casa. No sea que nos rompamos la cadera, como amama. Añade el tío.
La verdad que lo he visto tan fluido en su argumentar, que me he debatido un rato entre la sonrisa acuosa de la madre orgullosa, y el capón directo a la cocorota. Lo ha salvado la mesa, que nos separaba.
Yo para vengarme no le he dejado ponerse unos guantes chulísimos nuevos que le he comprado para ir a la nieve, y se ha ido con unos de lana. A ver si nieva y le calan, jejejeje.
PD, la foto es en Kobetas, en las nevadas de enero del 2010. En un momento dominguero de darlo todo, allí nos plantamos hasta con trineos. Y nos tiramos. A ver si nieva tanto que se puede repetir.
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